domingo, 14 de junio de 2009

El Gran Dragón Negro


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El día en que nací, exactamente un 11 de diciembre de 1287, un gran dragón negro atacó el castillo de Rhapsody, en el cual vivían mis padres; se destruyó gran parte del castillo pero por un milagro no le pasó nada a la habitación en la que me encontraba; pero desafortunadamente mis padres desaparecieron, algunos dicen que el dragón se los llevó al Averno, donde él vivía. Ellos eran el rey y la reina de todo el gran imperio de Nova Era.
Por esa razón fui criado por mis abuelos y entrenado en el arte de la espada por Unholy Pelarón, el más hábil de los espadachines de todo el imperio, además aprendí magia elemental por el mago Staropoli de Folletland, aprendiz de Merlín. Cuando era niño tenía una amiga, hija de Unholy, se llamaba Ciliegia, de la cual creo que desde muy niño estuve enamorado, era asombrosamente bella y buena persona, además me cantaba muy hermoso en idioma élfico. A los 15 años de edad asumí el trono del imperio y todo fue diferente, ya no tenía tiempo para practicar mi espada ni mi magia, ni siquiera para hablar con Ciliegia. Desde ese momento me propuse a averiguar dónde estaban mis padres. Siempre hubo una fuerza dentro de mí que me impulsaba a indagar sobre los detalles de aquel día tan trágico para mis abuelos, para todo el imperio y para mí.
Fue esa misma fuerza la que me impulsó a dejar encargado el trono a un primo hermano de mi padre, cuando mi abuelo murió en el año 1305 cuando él tenía ya 275 años de edad; yo apenas tenía 17 años pero estaba decidido a revelar el misterio más grande de la historia del imperio.
Así fue como comenzó la aventura más grande de mi vida, con mi caballo Vascelo, mi espada y mi capa, al menos eso fue lo que pensé, pero no me di cuenta que venía conmigo Staropoli, además él no se dio cuenta que traía consigo a Ciliegia, que por cierto me dio mucho gusto verla después de 6 meses que no la veía. De esa forma nos dirigimos al Averno del dragón negro.
A los 7 días llegamos al Lago Verita, en el cual al reflejarnos en él contábamos inconscientemente nuestros sentimientos más internos, incluso algunos que ni siquiera conocía; ni Ciliegia ni yo sabíamos eso, por eso sin querer nos acercamos y en menos de 5 segundos cada uno de nosotros contó lo que sentía realmente, no sabíamos por qué lo hacíamos, pero Staropoli nos explicó todo. Luego de este incidente hubo mas confianza en el grupo, lo cual era muy importante para poder asumir los retos que enfrentaríamos.
Después de quedarnos tres días descansando cerca al lago proseguimos nuestro camino. Esta vez nos dirigíamos a unas ruinas que estaban a 4 días de camino en caballo a paso lento. En el trayecto nos encontramos con un amigo de Staropoli, Nano era un personaje muy pequeño pero muy sabio, dominaba también el arte de la magia, creo que era una de raza Nardos, isla al sur de Nova Era. Nano también se dirigía a las ruinas de Fragor que pertenecieron a los Elfos y fueron destruidas por el Dragón Negro, el mismo que estoy buscando. Así fuimos todos juntos a las ruinas de Fragor y en el transcurso aprendí muchos trucos que me enseñó Nano y reforcé otros de Staropoli, también le enseñé a Ciliegia lo elemental en magia y en espada. Al llegar lo primero que vimos fueron unos seres muy agresivos y poco sociables, pero no tuvimos problemas con ellos porque se asustaban fácilmente con cualquier truco de magia. Una de las criaturas, una muy curiosa, se nos acercó, le dimos un poco de comida pero seguía caminando con nosotros hasta que Ciliegia cantando se dio cuenta que entendía lo que cantaba. Y le habló en élfico a lo que él le respondió; le contó que eran la tercera generación de los esclavos de los elfos que trataron de reconstruir Fragor, pero siendo tan pocos no podían pero que no se rendían. Nos quedamos en las ruinas 3 días y 2 noches, pero Nano se quedó con ellos estudiando las ruinas y ayudándolos a reconstruir.
Nuevamente de tres, pero ahora nos dirigíamos a un lugar más peligroso, el bosque Wolf, donde habitaban los Hombre-lobos, seguido por el bosque Pipistrelo donde vivían Vampiros, cada especie en su bosque, y aunque Staropoli sabía cómo controlarlos, no estábamos muy seguros. Entramos por el lado de los Hombre-lobos, justo al caer la noche; Staropoli y yo acordamos hacer guardia en un turno cada uno. A mí me tocó primero, casi empezando la guardia tuve un problema con un macho no muy grande pero hambriento, el cual no fue problema para mi espada, pero ya justo en el momento que iba a cambiar de guardia apareció de sorpresa un macho muy grande y me hizo un corte en la espalda, el cual hizo que mi espada volara lejos, tuve que usar magia para defenderme, pero no fue del todo efectiva, y cuando la bestia estaba a punto de morderme Staropoli usa uno de sus trucos y me salva la vida, la bestia huyó rápidamente; le ofrecí quedarme para ayudarlo a cuidar, pero me dijo que no necesitaría mi ayuda y que mejor descansara. Al entrar a la tienda vi que Ciliegia estaba despierta y se ofreció curarme las heridas, que tenía, luego conversamos mucho, sobretodo de las confesiones en el Lago Verita, me sentía en confianza con ella, pero a la vez me puse muy nervioso; nos acercamos mucho, nos íbamos a besar... pero en ese momento un grito nos asusta y nos alertamos, era Staropoli, necesitaba ayuda, le dije a Ciliegia que no salga de la tienda y me dirigí a ayudar a Staropoli, recogí mi espada y me abalancé sobre la bestia, pero era muy grande y fuerte, ni siquiera la magia de Staropoli junto a mi espada pudo con él; en el momento más crítico escucho una hermosa voz, la cual hizo que la bestia se calmara, fue Ciliegia quien calmó a la bestia y la volvió mansa, aunque luego de esto se desmayara. Ciliegia despertó por la mañana encima de Vascelo, mi caballo, cuando salíamos del bosque Wolf para entrar al bosque Pipistrelo, pero esta vez acompañados por el Hombre-lobo, quien como forma de disculpas por las molestias causadas se ofreció ayudarnos a cruzar el bosque de vampiros.
Al internarnos en el bosque Pipistrelo se sintió un cambio de ambiente muy brusco, el cual hizo que me ponga muy nervioso. El Hombre-lobo nos advirtió que aunque los vampiros no salían a la luz del sol, en el bosque habían zonas tan oscuras que se atrevían a cazar de día. Tal y como lo dijo, pasamos por una zona muy oscura y antes de salir de ella 3 vampiros se lanzaron a atacarnos, afortunadamente Staropoli estaba muy atento y los inmovilizó hasta que salimos del bosque, al cual lo seguía un precipicio muy profundo, y cerca de allí había un puente colgante en pésimas condiciones, el cual lo cruzamos sin mucha dificultad, pero con mucho miedo. A lo lejos se distinguía el Lago de Aguas Confusas y mas allá La Colina de Mefizto en donde se encontraba el Averno, hasta allí nos acompañó el Hombre-lobo.
Al acercarnos al lago, después de 1 día de distinguirlo a lo lejos, noté que el agua era negra y brillante, como un gran ojo negro que observaba todo lo que sucedía a su alrededor. Después de pasar por el lago sentí una sensación de ansias, nervios y miedo, pero quería llegar lo antes posible.
Dos días después empezamos a subir la Colina de Mefizto que medía 800 metros de altura. Dejamos los caballos en un jardín. Ciliegia tenía mucho miedo y parecía muy extraña, Staropoli estaba muy callado y serio, no admitía ninguna broma, en ese momento me sentí un poco inseguro. Paramos a dormir a 300 metros de alto de la colina. Esa noche Staropoli salió a media noche no sé para qué, luego Ciliegia me despertó con una pregunta, me dijo sí yo estaba enamorado de ella, a lo que no respondí al instante, pero al momento en que agachó la cabeza dije con firmeza que si, que desde muy niño sentía mucho cariño, que poco a poco fue creciendo, ella le confesó que sentía lo mismo; luego nos hicimos una promesa: “Al regresar a Nova Era nos casaríamos”, ambos aceptamos y nos besamos. Al instante regresó Staropoli y nos dijo que ya debíamos de salir si queríamos llegar antes del anochecer de mañana.
Volvimos a subir la colina que cada vez se hacía mas difícil. A 100 metros de la entrada al Averno había una gran serpiente, la cual no era agresiva pero no nos iba a dejar pasar; Staropoli hizo magia, pero no podía moverse y nos ordenó que pasáramos nosotros solos, así lo hicimos y seguimos avanzando a toda velocidad, hasta que nos detuvo una especie de dragón sin alas, el cual era muy agresivo, pero Ciliegia cantó y el dragón se durmió, pero al dejar de cantar por 1 minuto el animal volvía a despertar, así que Ciliegia se quedó cantándole, pero me hizo prometer que volvería, para regresar a Nova Era y casarnos; lo prometí, la besé y me fui a toda velocidad. Al estar solo volví a sentir la energía que siempre había sentido y que me impulsaba a esto, cuando esa energía se hizo más fuerte se me apareció un gran dragón blanco, el cual me dijo que era mi guía y que siempre estuvo conmigo; le dije que prefería que cuide a Ciliegia y a Staropoli, pero se negó, le volví a rogar que lo haga, y aceptó, pero me dio sus alas para que me protejan y se fue a cuidar a mis amigos.
Entré más confiado al castillo del Dragón Negro, subí hasta el último piso de la torre más alta después de haber pasado por 7 gigantescos Perro-guardianes, que no fueron difíciles de atravesar. Al fin entré a la puerta enorme, donde me esperaba el gran Dragón Negro, lleno de sabiduría, pero se asustó al verme con las alas de su hermano; mi guardián el Dragón Blanco. Primero me hizo 1 acertijo, preguntó por el animal que al poco tiempo de nacer camina en 4 patas, cuando es adulto camina en patas y cuando ya está viejo camina en 3 patas; no le respondí en seguida, me dio 1 hora para pensarlo, pero a los 10 minutos le respondí que era el ser humano, era la respuesta correcta y me dijo donde se encontraban mis padres, pero que pasaría sólo si le quitaba el corazón. Así empecé mi lucha con el dragón, con un poco de espada y un poco de magia; después de 2 horas de batalla ambos estábamos cansados pero nadie se rendía, hasta que en un descuido del dragón, descubro que tenía el corazón en una bolsa que llevaba en la cola, me las ingenio y en muy poco tiempo lo consigo.
La lucha había terminado, yo tenía el corazón de dragón, así que me llevó donde estaban mis padres, mientras íbamos en camino le pregunté al dragón por qué había hecho eso, y me dijo que porque era el protegido del Dragón Blanco, porque una profecía decía que yo iba a ser el que reine sobre todas las demás especies del planeta, incluso sobre dragones y elfos que supuestamente son superiores, pero por su lucha entre ambas especies superiores los humanos íbamos a tomar ventaja de ello, pero todo para mal del planeta, ya que el ser humano no tiene la sabiduría necesaria para reinar sobre todo lo existente, también me dijo que si el ser humano llegara reinar sobre las demás especies, los dragones y elfos desaparecerán por la envidia y el temor humano. Al terminar de decir esto yo estaba lleno de rabia y lo maté apretando su corazón, porque sabía que no iba a pasar eso mientras reine. Antes de morir me dijo que él sabía que todo esto iba a suceder, pero moría en paz porque por lo menos trató de impedirlo.
Al regresar con mis padres al castillo de Rhapsody en Nova Era, después de matar al dragón más sabio y poderoso y poseer las alas del otro dragón, además de que los elfos se encontraban sin tierras, llegué a ser el que reinó no solo para los humanos sino para todas las criaturas del planeta. Me casé con Ciliegia, tuvimos 3 hijos, los cuales se repartieron las tierras.
Mientras yo estuve al poder nunca me ganó la envidia ni el miedo, todo era orden, paz, claro que no todo era perfecto, pero se acercaba al mundo del sueño. Pero a la hora de dejar el poder, pasó lo que más temía, que lo que una vez el dragón me dijo que pasaría, con tierras repartidas había guerras, con las guerras la extinción de dragones y elfos, quedando solamente el hombre, ser con muchos defectos, no apto para gobernar un planeta.
Hoy están repartidas mis tierras entre 24 de mis tataranietos, el mundo es un caos. Hoy tengo 317 años, me arrepiento con toda el alma de haber matado al ser que solo quería el equilibrio y la paz para el mundo, pero arrepentirse nada más no significa nada, espero que algún día nazca el hombre que devuelva la paz este planeta, a ese hombre yo lo voy a guiar desde aquí porque las alas del dragón me han hecho inmortal y yo veré algún día el cambio.